miércoles, 24 de octubre de 2007

En Chile No Existe una Verdadera


Quiero agradecer a Víctor Manuel la oportunidad que nos da de meditar y buscar entre todos un camino a seguir.


ESTRATEGIA llena un espacio muy importante y lo hace con mucho rigor y, sobre todo, con mucha libertad. Y eso es fundamental para encontrar el camino que todos queremos.
El título que hoy nos convoca va en ese sentido. En nuestro país hace 20 ó 25 años -y seamos claros, no sólo de la Concertación hacia delante-, se empezaron a hacer bien las cosas, desde un punto de vista económico.


El Producto se ha doblado o triplicado. Con la Concertación y, específicamente, con la conducción de Foxley hacia delante, se hicieron correcciones que mejoraron el modelo.


Pero hay un momento y las cifras que Víctor Manuel nos entregó, son más que objetivas y nadie las puede negar en que esto se interrumpe, no hay crecimiento, y menos aún, mejor distribución.

Eso ocurre con ocasión de la crisis asiática. Desde ahí en adelante las cosas no han venido bien. El crecimiento ha sido bastante mediocre y la distribución otro tanto.


Si nuestras exportaciones de cobre y otras materias primas, no hubiesen andado bien, el crecimiento habría sido prácticamente nulo.


Tenemos que buscar la causa de lo ocurrido. Hay un sector muy importante del aparato productivo, que son nuestros pequeños, micro y medianos empresarios, que a partir del 98 empezaron a quedar excluidos, arruinados o simplemente no están. Si queremos que haya crecimiento es fundamental que no haya sectores excluidos, porque así no sólo no hay equidad, sino tampoco crecimiento. Hay que corregir esto. De alguna forma esto se ha ido llevando con mucha tozudez y las consecuencias son más que evidentes.

Se ha excluido a cientos de miles de pequeños empresarios, que son básicos para que exista competencia. Por ello, no es posible hablar de una verdadera economía de mercado en Chile, asevera el Senador DC.

EQUIDAD

En nuestro país, la participación en el ingreso deja mucho que desear. Desde 1930, 1940, o un poco antes, quizás, el quintil más pobre concurría solamente con 2,5% a 3%, hasta cuando llegamos nosotros. Desde ahí esto se complicó aún más, porque el quintil más rico tenía del orden de 50% del Producto, antes de la llegada de la Concertación, pero con la Concertación hoy tiene del 60% al 65% del Producto. Cuando el Padre Hurtado nos habló (sobre la concentración de la riqueza) el año 46, 47, no fue escuchado. Y años después, el 73, tuvimos la mayor crisis social, política y económica; la mayor tragedia que ha tenido nuestro país.


Hoy, nuevamente la Iglesia, Monseñor Goic, nos dice casi exactamente lo mismo, pero con el agravante de que hoy se afirma que todo está fantástico. Se ha doblado o triplicado el Producto. Es cierto, y es un gran logro. Se nos dice que la extrema pobreza prácticamente se ha ido del 40% al 13%. Es cierto. Hay una serie de logros que aquí, dos ministros de Estado, manifestaron, magnificaron o expresaron. Son todas verdades. Pero también está esta otra realidad y que además viene acompañada de una ostentación de la riqueza como nunca se había hecho. La concentración de la riqueza de hoy realmente irrita.

Si a los tres o cuatro bancos que controlan el 70% del crédito en el país, les entregamos el control de los US$100.000 millones de fondos previsionales, tres o cuatro personas van a decidir sobre todo el mercado de capitales. No sólo van a decidir sobre la economía, sino sobre todo en Chile.


COMPETENCIA

Para que haya una economía de mercado tiene que haber competencia, y en Chile hoy no la hay. En consecuencia, no hablemos de una economía de mercado, porque no se están dando las premisas fundamentales para que exista. Se excluyen a cientos de miles de pequeños empresarios, que son básicos para que haya una verdadera competencia.


Soy el más partidario de que haya una verdadera economía social de mercado, pero no estamos en presencia de una. Y esto socialmente trae otras consecuencias.

Se nos habla ahora de una reforma previsional. Me parece muy bien. Estamos de acuerdo en corregir o integrar a sectores para que no queden al margen de
la previsión.

Pero cuando se nos dice queremos además, que entren los bancos (al negocio previsional), lo considero altamente contradictorio. Si a los tres o cuatro bancos que controlan el 70% del crédito en el país, le entregamos el control de los US$100.000 millones de fondos previsionales, tres o cuatro personas en van a decidir sobre todo el mercado de capitales. No sólo van a decidir sobre la economía, sino sobre todo en Chile.

Voy a hablar de las megatiendas. ¿Cómo puede ser que se derive a tener dos, tres o cuatro grandes centrales comerciales?

Y quieren fusionarse para controlar todavía más. Entre dos van a llegar a 45%, y más otras son el 75%. ¿Qué ha pasado ? Que han eliminado del mercado a cientos de miles de pequeños empresarios. Y no por las bondades de su comercio.

No. Es porque controlan el crédito. ¿Cómo van a competir cientos de miles de pequeños empresarios con estas grandes tiendas? Incluso grandes proveedores se ven absorbidos por estas grandes c e n t r a l e s comerciales. Lo peor es cuando escucho argumentos como que un banco chileno no es nada al lado de un banco en Brasil. Claro, ¡pero Brasil es 15 veces más grande que Chile! Cuando dicen las tiendas comerciales son pequeñas al lado de Wal Mart, es cierto. Pero Wal Mart en EE.UU. es el 2,3% y estas que se quieren fusionar van a ser el 5,7%.


No queremos ver la realidad y si no la vemos a tiempo, lo ocurrido el 11 de septiembre, o el 29 de agosto continuará. Esas manifestaciones de violencia no son sólo de sectores bajos, y comienzan, además, cuando se cometen desaciertos o torpezas tan grandes como el Transantiago. O bien cuando se ve la ostentación, o la concupiscencia del poder donde personas que dejan de ser ministros de Estado, a los dos días llegan a los directorios de estas grandes empresas o dejan de ser altos funcionarios que controlaban a estas empresas o estos bancos y aparecen en sus directorios.


¿Saben lo que nos dice la gente?

No sólo lo que ha dicho Pablo Longueira acá, sino que el país está prisionero entre un grupo de empresarios y un grupo de políticos. Y se pierde la fe, la confianza y los cimientos de una sociedad que tiene que basarse en valores y aspiraciones compartidos. En sueños de que es posible una sociedad más justa, más solidaria a través de un modelo económico social compartido.


Que los frutos sean para todos los chilenos y no sólo para unos pocos, como a ratos parece.

Hay un sector muy importante del aparato productivo, que son nuestros pequeños , micro y medianos empresarios, que a partir del 98 empezaron a quedar excluidos, arruinados o simplemente no están.

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